Y así estamos. Les hemos llamado la atención varias veces, ha venido la policía pero la vida sigue igual, ellos fastidiando y nosotros soportando.
Cada vez conozco más cosas de sus vidas. Sólo hablan de sexo, de lo que deduzco que su vida gira en torno a él. Pero ya son mayorcitas para tanta tontería, la verdad. Siempre con follamigos, con rollos y comportamientos de quinceañeras.
La primera vez que les llamamos la atención fue un momento bastante bochornoso. Acababan de llegar de juerga, serían las seis de la mañana y venían acompañadas. Comenzaron su fin de fiesta con música alta, soniquete de hielos en los vasos y el inconfundible olor a porro que se cuela de balcón a balcón.
A las ocho de la mañana, ya bajo la desesperación llamamos al timbre. Se disculparon, bajaron la música y entonces pudimos escuchar como la conversación era simplemente insultos hacía nosotros. Estaban presuntamente borrachos, presuntamente drogados y sólo insultaban: hijos de puta, cabrones, mal follada… lindeces varias.
La verdad que me sentí abochornada, avergonzada e incluso culpable por haberles “estropeado” la fiesta. ¡Manda huevos! ¡encima!. Intenté no cruzármelos por la escalera pero ¡zas! en toda la boca, al día siguiente nos los cruzamos. Volvemos a hablar y les explico que se oye todo, incluso les pongo ejemplos de intimidades para que se corten un poco.
Pensamos que todo se va a solucionar.
Somos idiotas.
A los pocos días, otra vez. 01:15 de la mañana. Comienza el Karaoke. El Frigenti cantando canciones de Disney como una loca. No me gusta decir la palabra maricón pero es que este es maricón, maricón. Siempre hablando de los tíos que se tira, gritando y molestando. Potenciando su lado gay al máximo. Es un grillo. Todo el rato cri cri cri...
Busca piso y estoy para buscárselo yo con tal que se vaya lejos, muy lejos.
Como ya no podíamos más tuvimos que llamar a la policía que apenas nos escuchaban por teléfono del follón que tenían montado con las cancioncillas.Viene la policía y ¿pensáis que hicieron algo? Pues nada, bajar la música cinco minutos y ponerse a charlar a voces. Respeto cero.
Y es que si fuera música alta sería fácil medir los decibelios y denuncia al canto pero como son voces y golpes, gritos en cualquier momento, saltos, taconeos, es imposible que justo cuando llegue la policía puedas medir eso.
Y así fue pasando el verano. En agosto nos fuimos y las perdimos de vista. Septiembre llegó y no fue precisamente un mal mes pero… con la llegada de octubre, vuelven con las pilas cargadas.
Cuando está La Pito, suelen estar más calmadas pero si están la Chewaka y La Rubia, que ya se ha instalado definitivamente junto con El Frigenti, es una locura.
Os cuento los últimos acontecimientos que han vivido. Aunque tengo un pequeño conflicto y es que no estoy distinguiendo bien la voz de Chewaka y de La Rubia. A veces no sé si es una u otra.
Pero al grano. Al parecer, La Rubia, que es más fea que darle una hostia a un padre, ha cogido unos kilos y entre el pelo Simba que lleva y los kilos si te la cruzas por el pasillo a media luz recuerda a la abuela asesina de Rec. Terrorífica.
Se ha quedado sin trabajo y es medio lela. Su madre la llama por teléfono y la oyes como le dice que para solicitar el paro tiene que llamar a un número para pedir cita y “como es una máquina, máma (porque es de las que dicen máma), no sé cómo se hace, ¿y qué hago máma?, no voy a cobrar el paro máma”. A lo que la madre le debe decir que vuelva a casa y entonces, se debe contraer en la silla para decir “nooooo, eso nuncaaa máma, no vuelvo”.Claro guarri, como vas a querer volver… con lo bien que te lo pasas aquí ¿eh?. Si tu madre supiera a qué te dedicas…
Chewaca trabaja en la caseta de una obra, hace algo de delineante, o cosas de esas. Presume de ganar mucho dinero pero que la tratan los obreros muy despectivamente porque claro cómo trabaja en un caseta de obra se piensan que no tiene estudios y además, como está tan buena pues se piensan que es tonta. Y es que eso de que está buena, lo repite muy a menudo. Yo no lo sé…
Hace unos sábados, se dio un buen homenaje. Se quedó sola en casa porque El Frigenti está buscando piso y se trajo un maromo. Parecía que tenía acento italiano pero tampoco os lo puedo confirmar porque habló poco. La puso a cuatro patas en el sofá y dale que te pego… Cómo gritaba la muy zorra (es decir, la muy astuta) mientras él actuaba en silencio. Ella diciendo gilipolleces varias que daba vergüenza ajena. “Oh! Increíble, cómo me gusta”. “Qué fuerte, qué fuerte!!” “Nunca había sentido algo así!”. Él seguía en silencio, de todos los que visitan esa casa es el más calladito.
Y diréis por qué sé que estaba a cuatro patas. Muy fácil, porque de vez en cuando él le daba cachetadas pienso que en el culo que a tenor del golpe tenían que doler y ella decía “me rompo las rodillas”. Supongo entonces que era a cuatro patas.
Pues todo esto mientras yo intentaba leer La sombra del viento de Ruiz Zafón. No duró mucho, de 17:30 a 18:00 horas con preliminares incluidos. Obviamente tuve que esperar a que acabaran para levantar al niño de la siesta.
Pero lo verdaderamente desesperante es cuando, en cualquier momento de la semana, aparece el superviviente. No hay tipo peor. Es infumable. Cada vez que llega se les hace el chichi pepsicola, cuando el tipo es gay, no lo entiendo ¿o no lo es? en la tele dicen que sí, no sé me da igual. El Frigenti se corre vivo y empieza a hablar y hablar y decir tontería tras tontería.
Que si uno está con un tipo que lo chulea… que si otro se ha tirado a uno de un trono, que si una va al programa de pretendienta (que yo aún no la he visto… y creo que entró igual que salió), que si los colaboradores de T5 son imbéciles, que si Rosa de Benito es una falsa, que si Rosi sólo quería la fama; criticando a las campos, a todo bicho.
Y cada dos por tres el soniquete de Supervivientes que tiene de tono en el móvil para los mensajitos. Im-bé-cil.
Entonces la cosa ya se desboca y pueden perfectamente a la una y media de la mañana ponerse con el karaoke a toda castaña sin pensar que en la casa de al lado tienen un niño de tres años durmiendo, que se levanta temprano para ir al cole, no como ellos que no tienen ni oficio ni beneficio más que arrimarse a programas de televisión y ver si sacan algún provecho de sus actitudes sexuales porque de otra cosa van muy cortos.
Educación y respeto no les han enseñado a estos pseudofamosos que tengo por vecinos. Luego este mentecato como diría mi abuela, irá a ver al mermelada a su cortijo y se lamerán mutuamente cuando, ay mermelada lo que dice de ti…
Estimado superviviente, cuando vengas a ver a mis vecinas y uno más te rogaría un poco de discreción y que esa discreción se la pasaras a ellos con el fin de que todos los actos que se hagan al otro lado de la pared queden en vuestra intimidad. Que si follas, o no follas, o te quieren solo por ser quien eres, a nosotros, los Corner, los importa muy, muy poco.
Y sí, yo también opino que Rosa de Benito es una falsa pero no más que tu hijo mío. Que menuda pieza ha parido su madre.
Con esta gente poco podemos hacer. Iré a la Oficina del Ciudadano, que me han dicho que me pueden asesorar; seguiré llamando a la policía a deshoras e intentaré que en la próxima Junta de Vecinos, sea uno de los puntos a tratar y que el dueño del piso se entere de esto. Luego no queda otra que armarme de paciencia porque es muy duro no poder vivir tranquilo en tu propia casa.
Mientras, seguiré escribiendo sobre mis vecinas y uno más…
Y ¿Los demás vecinos no dicen nada?? Creo que si os unierais todos y llamaseis todos a la policía algo se podría hacer.
ResponderEliminar¡Qué sin vivir, hostias!