miércoles, 15 de junio de 2011

Con el pasar de los años



Se plantea un debate difícil, una decisión complicada y hay poco tiempo para elegir. Si no eliges pasaran los años y no tendrás ni tiempo ni valor ni ganas.

Por un lado estás tú y por el otro una casa habitada. Entonces coges lápiz y papel y escribes. Pones en una columna lo bueno y lo malo. Ese Yin y ese Yang que todos tenemos. Y te encuentras que en la columna de lo bueno sólo puedes escribir tres nombres y que en la de lo malo escribes una vida, de humillaciones, de vejaciones, de lágrimas, de noches sin dormir, de penas, de recuerdos, de vacío y sobre todo de muchos por qué. ¿Por qué no eres lo suficientemente buena? ¿por qué no ocupas tu lugar donde te corresponde?
Tus derechos están vulnerados, eres una basura y lo dicen con total impunidad; y te piden respeto a ti mientras te humillan y vas progresivamente perdiendo autoestima y seguridad en ti misma.
Y lo mejor es que te lo dicen, te recuerdan día a día que no tienes autoestima, que no tienes seguridad en ti misma y que por eso te pasa lo que te pasa… y te lo crees amiga, te lo crees.

Pero siguen pesando más los nombres que hay en ese papel y dejas de ser tú para ser nosotros. Dejas de ser tu misma para ser nosotros mismos y dejas de vivir tu vida para ser nuestra vida.
Y cuando miras hacia atrás te das cuenta que no es más que una jugada del destino, un sueño que se convirtió en pesadilla y un error más de esos que cometes queriendo.
Queriendo no cometerlo.

Pero ya está hecho, ya te has alejado de todo lo tuyo, de tus raíces, de tus creencias, principios, fe, razón, ética, moral, de tu gente y estás dentro. Estás dentro de un tornado que te arrastra a ser una persona diferente y quieres salir pero ya no puedes. Estarás ahí hasta que te mueras. Son los dueños de la verdad absoluta y como tal actúan sobre ti.
Entonces te revelas y dices que no, que te sales de ahí, y cuando estás a punto de cerrar la maleta, ves un juguete y sabes que la profecía se cumplirá, y que les perderás, como ya has perdido tu identidad. Y abres la maleta y sigues.
Cambiará…. Otros lo han hecho, han separado y por eso están amando y viviendo.

Seguirás aceptando órdenes, te revelarás y caerás de rodillas otra vez pidiendo perdón. Y volverás y te seguirán humillando. Y te preguntas por qué tanto odio y la respuesta es porque eres tú. Intentarás no abrir la boca para no molestar, entonces te encañonarán por ser una maleducada; no sigues las reglas del juego y por lo tanto no estás en la partida pero no te puedes ausentar de ella. Tienes que estar allí para que cuando quieran te puedan golpear y él lo verá, tomará posiciones. Hacía delante, derecha, izquierda, levántate, te protejo…. Y cuando pienses que estás arropada, Zas! La estocada.

Y le mirarás y ya no estará de tu lado. Volverás a estar sola, humillada y callada.
Si estás así lo tienes complicado querida. Sólo tienes derecho al pataleo. Te han vuelto a ganar. Sólo te queda una huida y esa es cobarde.

Pero quedan tus semillas y por ellas debes luchar para que no lleven esas ramas tan tupidas, que sepan ver más allá de los arbustos que les rodean. Que sepan lo que es la humildad, el compromiso y el amor a alguien más que a uno mismo y a la misma sangre.

Si consigues eso, ellos te harán libre.