jueves, 20 de septiembre de 2012

Un refugio de solitarios: El Capricho



El pasado mes de mayo tuve la inmensa suerte de descubrir el jardín El Capricho de la Alameda de Osuna, uno de los espacios verdes que conforman el patrimonio artístico-natural de Madrid. Me encontré con uno de los parques más bellos de la ciudad y, paradójicamente, es todavía un gran desconocido para los madrileños.
Son 14 hectáreas de auténtica belleza, ubicado en el distrito de Barajas.



Sus orígenes provienen del año 1784 cuando los Duques de Osuna, una de las familias más ilustradas y poderosas del momento, adquieren esta finca para dar rienda suelta a sus inquietudes artísticas y para alejarse de la gran ciudad. Muy típico de las grandes señoras de las fortunas europeas, doña María Josefa de la Soledad Alonso Pimentel, la principal impulsora de este parque y considerada como la mujer más inteligente de la época y protectora de artistas, toreros e intelectuales, creó en la finca un auténtico paraíso artístico-natural frecuentado por las personalidades más ilustres de la época y en el que trabajaron los artistas, jardineros y escenógrafos con más prestigio. Llenándolo de su flor preferida: la lila.

Estanque
Jardines
En la invasión francesa de 1808, el recinto pasa a ser propiedad del general francés Agustín Belliard, quien parece ser que utilizó las instalaciones para sus tropas. Posteriormente, tras la retirada del ejército francés, el lugar volvió a manos de la duquesa, quien llevó a cabo una reforma del mismo. Se repoblaron arbustos, y se construyó el casino de baile o palacete en 1815, obra de Martín López Aguado. También se levantaron columnas y relieves que se consideran representación de las cuatro estaciones, primavera, verano, otoño e invierno.

Jardin de enredaderas
En 1834, tras la muerte de la Duquesa de Osuna, la propiedad del recinto llegó a su nieto, Pedro Alcántara, quien encarga también a López Aguado nuevas construcciones, como una zona de exedras en la Plaza de los Emperadores, dedicadas a su abuela, que como el resto, se encuentran rodeadas de abundante vegetación. Tras la muerte de Pedro Alcántara en 1844, es cedido a su hermano, auténtico derrochador y de carácter excéntrico, perdió toda la fortuna familiar por lo que a su muerte, la finca hubo de ser subastada para liquidar sus deudas. Pasó entonces a manos de la familia Baüer. A pesar de que mantuvieron el paraje en un aceptable estado de conservación, su decadencia ya no tenía marcha atrás y poco a poco fueron vendiéndose sus pertenencias.
Durante la Guerra Civil, se convirtió en Cuartel General del Ejército del Centro, de cuya época queda un entramado de búnkers que recorre el jardín. Finalizada la guerra, la finca pasó por manos de varias inmobiliarias hasta que en 1974 el Ayuntamiento de Madrid comprase el parque y varios años después comenzase su restauración. Tras varios periodos de abandono, fue recuperado en 1999, trabajo que en 2001 le valió el diploma Europa Nostra.
Accedemos a la finca por una plaza circular que en su momento albergó corridas de toros y que da lugar al Paseo de los Duelistas, con dos esculturas que representan la distancia que separa a dos personas que se baten a muerte. Más adelante, la Plaza de los Emperadores, con los bustos de doce emperadores romanos, y la Exedra, una construcción descubierta de planta semicircular y reminiscencias clásicas, llevan al visitante a los jardines anteriores al palacio.
Primer puente de hierro construido en España
Existen tres tipos de jardines clásicos de los que podemos disfrutar:
El parterre o jardín francés, Delante de la fachada oeste del palacio se extiende el parterre, con sus setos recortados como si de un bordado sobre la tierra se tratase.
El giardino italiano. Se sitúa en la parte baja, es el espacio más antiguo de la finca, que mezcla los setos con rincones con árboles en los que tomar el sol en invierno o resguardarse a la sombra del sol veraniego. Cerca de éste, el  laberinto, concebido para el juego amoroso y los escondites, está hecho con laurel y respeta los planos del que se plantó en vida de la duquesa.
Por último, aparece el paisajismo inglés. El resto del parque está concebido como un típico jardín paisajista inglés, evocando la naturaleza en su estado puro que invita al paseo y a detenerse en los rincones más escondidos. En él abundan árboles del amor, olmos, almendros, encinas y lilos, que en primavera llenan el paseo de color. 

Palacio de la Duquesa de Osuna
Del palacio, sólo se conservan las paredes. Tiene tres plantas, rematadas por cuatro torreones. En el interior de la construcción, que hoy depende del ministerio de Cultura, se distribuían las dependencias del servicio pero también un majestuoso salón de baile, comedores, una biblioteca que llegó a contar con 6.000 volúmenes, y las alcobas y gabinetes de los miembros de la familia. Gran impulsora de las artes, las habitaciones privadas de la familia estuvieron decoradas con obras de los más importantes artistas de la época de tal manera que El columpio, Las cuatro estaciones, La merienda campestre o La pradera de San Isidro de Goya, fueron pintados para las dependencias de la duquesa.
Cerca del palacio se encuentra el templete de Baco, una construcción de estilo clásico con planta ovalada, rodeada de doce columnas jónicas y situado sobre un promontorio que le convierte en uno de los parajes más románticos del jardín.
La finca cuenta con una serie de edificaciones de carácter efímero y singular que convirtieron al paraje en una especie de parque temático. Para el divertimento y el juego de niños y grandes se levantó un fortín, con foso y cañones incluidos, en el que da comienzo la ría que recorre gran parte del jardín. La Casa de la Vieja, que recuerda el modo de vida de las clases más populares, o la ermita, de aspecto ruinoso y en la que habitó un ermitaño que sorprendía a quienes se perdiesen por el paisaje, son algunos de estos caprichos construidos para familiarizarse con las clases más populares.
Casino de Baile
Casa de las Cañas
El agua es un elemento presente a lo largo de todo el paseo. Así, una ría navegable y de trazado sinuoso une la zona de juegos con el lago y continúa hasta el Casino de Baile, al que se accede a través de un pequeño embarcadero, denominado Casa de Cañas. Decorado con espejos y un gran fresco en su interior, el casino es obra de Martín López Aguado y en su planta superior y en la terraza se celebraban majestuosas fiestas que concedían a los anfitriones parte del prestigio que ostentaban en la época.

Desde el año 2005 se vienen celebrando en la temporada primavera-verano-otoño, los fines de semana, conciertos, teatro, danza... en lo que se llama las «Tardes de Capricho».

Horarios de apertura y transporte público

  • De 1 de octubre al 31 de marzo: sábados, domingos y festivos de 9 a 18:30 horas.
  • De 1 de abril al 30 de septiembre: sábados, domingos y festivos de 9 a 21 horas.
  • Transporte público más próximo: Líneas de autobuses 101, 105 y 151 de la EMT Madrid.

Me ha parecido un sitio maravilloso, donde esconderse y refugiarse en esos momentos de necesitada soledad. O en esos momentos de amor pleno en el que puedes abrazarte a alguien sobre la hierba y bajo las grandes hojas de los árboles.
Siento no tenerlo más cerca porque creo que es una de las maravillas más desconocidas de Madrid. Si algún día vuelvo a sentir mariposas en el estómago por favor quiero sentirlas allí.